miércoles, 6 de noviembre de 2013

La Guerra Del Congo.

El anuncio del abandono de la lucha armada por la guerrilla congoleña Movimiento 23 de Marzo (M23) causó una satisfacción contenida y no exenta de prudencia en la República Democrática de Congo (RDC), desangrada por más de 15 años de guerra. El líder del M23, Bertrand Bisimwa, dio por concluida "la rebelión" y anunció su voluntad de volver a la mesa de negociaciones con el Gobierno de Kinshasa, rotas hace dos semanas y seguidas por la victoria del Ejército regular en Kivu del Norte, la conflictiva región en que se había hecho fuerte la guerrilla. En un comunicado, Bisimwa aseguró que a partir de ahora se compromete a "perseguir por medios puramente políticos la búsqueda de soluciones a las profundas causas que provocaron su creación", en abril del año pasado.

La mirada de la comunidad internacional se centra pues en conocer qué hará la vecina Ruanda, que aún no se ha pronunciado sobre el comunicado del M23. El origen de la guerra congoleña se remonta a 1996, dos años después del fin del genocidio ruandés, en el que los hutus asesinaron a 800.000 tutsis. Entonces, la RDC era aún Zaire, dirigido con mano de hierro por Mobutu Sese Seko y que acogía en su territorio a los genocidas y desplazados hutus que temían represalias de los nuevos administradores tutsis.

En 1996 Ruanda ataca Zaire y ayuda a los rebeldes a deponer a Mobutu y encumbrar a su líder, Laurent Kabila, a la presidencia. Así, el presidente Kagame tuvo el pretexto perfecto para ocupar por la fuerza las áreas donde se asentaron los hutus y controlar de esta manera los recursos naturales.


Los combates se reanudaron el viernes. Los morteros y las explosiones se confundieron entre los refugiados en la ruta que arranca de la capital provincial, Goma, y se adentra hacia el parque y las montañas, haciendo curvas cerca de la frontera con Ruanda y con Uganda. Las tropas regulares han recobrado la llanura de Kibumba –a 25 kilómetros de Goma-, el feudo de Kiwanja –a 75 km- y también la importante ciudad de Rutshuru, además de la base militar de Rumangabo.

Más de cinco millones de personas han muerto en esta guerra, la más mortífera desde la Segunda Guerra Mundial, y ni los numerosos inertes procesos de paz ni el espectacular despliegue de cascos azules – la misión de paz en Congo vuelve a ser la mayor en todo el mundo– han conseguido contener su violencia mientras los minerales siguen fluyendo.

Ruanda, además, también ha amenazado en lanzar una “operación quirúrgica” a Congo si recibe más impactos de proyectiles a su lado de la frontera. Acusada Grupo de Expertos de Naciones Unidas de financiar y apoyar al M23 por la vecina Ruanda fue, paradójicamente y pese a las graves acusaciones, elegida en octubre del año pasado miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, donde tiene un voto hasta el año que viene.
CONGO | Ruanda ayudo a los detractores

Naciones Unidas ha dado 48 horas a los rebeldes del grupo M23 para que abandonen Goma, al este de la República Democrática del Congo. No obstante, no han especificado si van a "usar la fuerza".

Una nueva brigada de intervención se va a utilizar por primera vez para ayudar a que el ejército del Congo pueda instaurar una "zona de seguridad" en la ciudad, la cual está ocupada por el grupo M23 desde hace varias semanas.





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