Después de una alianza de grupos rebeldes conocidos como Seleka tomó el poder en marzo, desde el gobierno del presidente François Bozizé, el estado todavía extremadamente pobre, rico en minerales cayó en el caos. Las facciones rivales llevan a cabo secuestros, asesinatos, violaciones y se dedicaban a reclutar a niños soldados. Tropas de paz africanas y las fuerzas gubernamentales resultaron desventurado e indefenso. La situación humanitaria creció extrema, la inestabilidad política agrava las crisis actuales - unos 1,5 millones de personas, una tercera parte del país, se encuentran ahora en una necesidad crítica de alimentos, vivienda y saneamiento básico.Por otra parte, la violencia actual ha tomado un sombrío - y, para la República Centroafricana, sin precedentes - la dimensión sectaria. Muchos de los combatientes Seleka son los informes, los musulmanes, algunos de los cuales se unieron a la lucha de la vecina Chad y Sudán
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