lunes, 9 de junio de 2014

Brasil

Seis años atrás, cuando Brasil fue escogido para acoger el Mundial 2014, el país apostaba por mostrar al exterior que también tendría una actuación impecable fuera del campo. Sin embargo, incidentes como la caída de la grúa que provocó dos muertes en el Arena Corinthians (São Paulo) este miércoles puede tener el efecto contrario al dar margen a las dudas sobre la capacidad real de Brasil para soñar con grandes eventos.

Antes, ya hubo otros dos accidentes fatales relacionados con obras en los estadios. En junio del año pasado, un trabajador cayó desde una altura de 30 metros en Brasilia, durante la construcción del Mané Garrincha, y en marzo de este año, otra desde cerca de cinco metros en el Arena Amazônia, en Manaos.

Por si no fuera suficiente con las tragedias humanas, el país también tiene una actuación cuestionable en cuanto a gastos para garantizar la infraestructura del Mundial. La mitad ya ha sido entregada y el resto está cerca de cumplir el calendario establecido por la Fifa. Pero, en el análisis de los gastos para construir o reformar las instalaciones, Brasil ya ha superado la suma que Sudáfrica y Alemania desembolsaron para los dos últimos Mundiales.

El gasto para la reforma o construcción de los 12 estadios alcanza los 8.000 millones de reales (unos 3.400 millones de dólares, 2.500 millones de euros), según el Sindicato Nacional de Arquitectura y de la Ingeniería, que realiza el seguimiento mensual de proyectos relacionados con la competición.

En el Mundial de Alemania 2006 se gastaron 3.600 millones de reales (unos 1.500 millones de dólares, 1.100 millones de euros) para el mismo número de estadios. En Suráfrica, en 2010, el valor aproximado fue de 3.200 millones de reales (casi 1.400 millones de dólares, cerca de 1.000 millones de euros) para 10 estadios.

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